Día 15

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Latigazos, calambres, debilitamiento, descompensación y muchas ganas de dormir… estos son algunos de los síntomas que he experimentado durante los primeros días de este régimen.

La vez pasada, hace 10 años, a pesar de la fibromialgia la experiencia fue totalmente diferente, en aquella ocasión sí sentí mucho sueño en los primeros días, pero aunado a una placentera sensación de bienestar que iba incrementando cada día.

Los calambres y latigazos han sido una nueva experiencia para mi, más comprendo que son síntomas favorables que evidencian desintoxicación y, que claramente delatan lo comprometida que estaba la normalidad funcional de mi organismo.

Sin embargo, pasados los primeros diez días, puedo reportar que gracias a Dios me siento cada día mejor y con más vitalidad. Al punto que ya empecé a incorporar el ejercicio físico.

Esta vitalidad emergente sin duda se debe además de a la alimentación natural, a los baños diarios con agua helada, los cuales aparte de normalizar la circulación de la sangre, son eminentemente purificadores.

Lezaeta sostiene que los adultos, en especial después de los 40 años, tanto hombres como mujeres, al bañarse diariamente con agua helada, pueden tener la seguridad de encontrar en esta práctica el recurso más seguro para mantener la vitalidad.

El Lavado de la Sangre del sistema Lezaeta, consiste en una serie de reacciones nerviosas y circulatorias, provocadas por frecuentes abluciones de agua helada sobre la piel calentada al vapor, al sol o previa ortigadura.

Explica que su sistema se distingue de los baños de vapor de Kneipp o de Kuhne y, sobre todo de los baños de transpiración del sistema ruso o turco, pues en la aplicación que el recomienda actúa el agua fría y no el calor.

Esta aplicación fundamental de su sistema de salud y su práctica cotidiana en los adultos, constituye un seguro de bienestar y de larga vida afirma, pues su acción en el organismo purifica y normaliza la circulación de la sangre.