Ante todo al Señor por cuyas heridas hemos sido sanados… (Is 53:5; 1Pe 2:24). Su compasión por nosotros jamás será igualada… una palabra suya bastará para sanarnos (Mt 8:8).
A Valli… posees el rasgo de carácter más importante a desarrollar, un buen corazón. Gracias por tu generosidad y cariño a lo largo de mi vida. En especial ahora, ¡por ser muestra del poder y alcance de la bondad! Más que mi prima eres mi hermana de verdad. A Carlos y a ti mi agradecimiento por siempre.
A Edith… gracias por ser un rayito de luz desde mi niñez y, gracias a Rafa y a ti por su solidaridad.
Al P. Athanasios Mitilinaios, por avanzar el testimonio del Señor y compartir las enseñanzas de la Iglesia en sus reflexiones bíblicas..